Hace muchos días que trato de escribir sin dejarme llevar demasiado por los sentimientos que me embargan, pues confieso que son algo variables últimamente. No está siendo una época demasiado fácil y he tenido que tomar decisiones complicadas que marcan un antes y un después, y como suele ocurrir en ese tipo de circunstancias las emociones se mueven entre la tristeza por deber tomar esas decisiones, la esperanza al mirar al nuevo camino y la incertidumbre por todo cuanto está por venir.
No sólo es emotivo el cambio que debo asumir y por ese motivo el trabajo que me acarrea es elevado y no me queda demasiado tiempo para ofreceros mis pensamientos como me gusta hacer.
Por la previsión que tengo esta situación se alargará mínimo hasta principio de año y estos días que quedan van a ser de trabajo intenso, y la verdad es que no pensaba en poder sacar un momento libre para pasarme por mi refugio y hablaros, pero hoy he dejado aparcaditos por unos instantes mis quehaceres para hacerlo, pues hoy así me lo pide el cuerpo.
Los que hayáis pasado por el bello rincón de mi Señor “La ciudad tras el sol” podréis imaginar cómo me ha emocionado leerle, como esas palabras reflejo de un sentimiento me han conmovido, y aunque evidentemente sé de ellos en primera persona, que lo exprese de ese modo en un sitio publico me sobrecoge y me llena de alegría a la vez que sonroja mi rostro mientras las lágrimas no cesan.
Es una temporada complicadilla, tengo sentimientos acumulados por no dejarlos salir en pos de un empeño que necesito mostrar, por mí y por los que me rodean, pero hoy no puedo contenerlos, así que dejo que fluyan, dejo que me invadan para guardarlos de nuevo cuando el sol amanezca y me exija nuevos pasos.
En ocasiones esa otra realidad me atrapa y tengo la sensación de convertirme en un ser frío, en una simple ejecutora de acciones, evidentemente necesarias, pero ante las que creo olvidar esa otra parte de mi más pasional, más viva y emotiva, perdiendo poco a poco en el camino esa ilusión, esa mente soñadora y creativa que siempre me ha acompañado.
Sé que habrá quien le llame madurez pero esa no creo que sea incompatible con la ilusión que siempre me ha acompañado, a pesar de las inclemencias que se presenten, y en este momento hace algunos días que siento estar anclada en ese ser metódico, una mujer pensativa, apagada.
Esas palabras Suyas, muestran que sigue siendo capaz de ver mi esencia, de apartar todos los condicionantes que el implacable día a día acumula sobre mí y quedarse con lo que verdaderamente soy.
Una vez más me asombra, no por los sentimientos que muestra pues los conozco sino porque en este preciso momento no me lo podía imaginar, sinceramente, ahora mismo siento que no estoy aportándole todo cuando merece, estoy demasiado absorbida por mi día a día, en eso que tengo que acometer de aquí a final de año y me cuesta asumirlo, pues quisiera mimarlo, tener tiempo como antes para Él, y aunque ambos sabemos que es lo que toca me da rabia no poder dar más…
Una vez más me da una gran lección, a parte del amor que siente y profesa públicamente, una lección de comprensión, de apoyo y me da fuerzas para seguir sabiendo que esa chispa a la que se refiere la continua viendo y la continua queriendo suya.
Aquí dejo mis pensamientos, pidiendo disculpas porque no soy capaz de expresarme como deseo y merecéis…
Sigo con mis quehaceres, y así, poco a poco, la meta estará más cerca…
Gracias mi Señor por estar a mi lado, por apoyarme en todo momento y continuar amándome y educándome como Tu esclava.